Si sos padre, madre o cuidador de un/a niño/a neurodivergente y notaste que tiene necesidad de masticar objetos no comestibles o incluso su ropa, esta guía te ayudará a entender por qué sucede esto, especialmente en chicos con trastorno del espectro autista (TEA) o trastorno del procesamiento sensorial.
¿Qué dice la ciencia?
La Dra. Alexia Rattazzi, directora de PANAACEA (Programa Argentino para Niños, Adolescentes y Adultos con Condiciones del Espectro Autista), explica que “la conducta de masticación en chicos neurodivergentes es una forma de autorregulación sensorial que les ayuda a procesar la información de su entorno de manera más efectiva“.
Estudios recientes muestran que cerca del 60% de los chicos con TEA buscan estimulación oral. Además, se descubrió que la masticación puede reducir hasta un 23% los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en chicos con trastorno del procesamiento sensorial.
¿Por qué mastican?
La necesidad de masticar suele tiene varias razones:
- Procesamiento sensorial: Les ayuda a organizar la información sensorial de su entorno.
- Autorregulación emocional: Puede calmarlos en momentos de estrés o ansiedad.
- Estimulación oral: Algunos chicos necesitan más input sensorial en la boca.
- Desarrollo motor oral: Fortalece los músculos de la cara, lo que es bueno para el habla y la alimentación.
- Manejo del estrés: Es una forma de liberar tensión física y emocional
Qué hacer si notás que tu hijo necesita masticar
- Observá y anotá: Prestá atención a cuándo y en qué situaciones tu hijo mastica. ¿Es cuando está estresado, concentrado o en situaciones sociales? Anotá estos patrones.
- Buscá alternativas seguras: Mientras esperás la consulta con un profesional, ofrecele a tu hijo opciones seguras para masticar. Podés encontrar “mordillos” masticables, colgantes o de mano, y también para colocar en lápices y evitar que traguen partes del lápiz. Incluso bandas de tela que evitan masticar el cuello de las remeras o los puños de las mangas.
- No lo retes: Recordá que esto no es un “mal comportamiento”. En lugar de retarlo, redirigilo suavemente hacia alternativas seguras.
- Hablá con la escuela: Si tu hijo va a la escuela, charlá con sus maestros sobre esta necesidad. Pediles comprensión y apoyo. Si, una vez más…
- Consultá a un terapista ocupacional: Este es el paso más importante. Un terapista ocupacional especializado en integración sensorial puede evaluar las necesidades específicas de tu hijo/a y darte estrategias personalizadas.
- Preparate para la consulta: Cuando vayas al terapista, llevá el registro de tus observaciones y todas tus preguntas.
Conclusión
Recordá, cada chico es único. Lo más importante es ser paciente, comprensivo y buscar ayuda profesional. Un terapista ocupacional puede ser tu mejor aliado en este proceso. No te quedes con dudas, consultá con un profesional. La intervención temprana puede hacer una gran diferencia en el bienestar y desarrollo de tu hijo/a.