Las Fiestas pueden ser un momento de mucho estrés. Y para las familias de niños con discapacidad las reuniones con mucha gente y cambio de rutinas añaden desafíos adicionales.
¿Esta vez vamos nosotros o vienen ellos a casa? ¿Qué comemos? ¿Regalos para los chicos o sólo para los grandes? ¿Cómo nos vestimos? Se acercan las Fiestas y en muchas casas aparecen estos y otros interrogantes que parecieran trivialidades, pero pueden generarnos estrés y malestar.
Además, para las familias de niños con discapacidad los cambios de rutinas y espacios, así como el barullo de las reuniones familiares pueden agregarnos ciertos contratiempos que podemos evitar. Por eso, hoy desde Zona de Sentidos te acercamos estos consejos que elaboramos a partir de la experiencia propia y que esperamos puedan resultarte de ayuda.
¿En dónde pasamos las Fiestas?: 5 puntos para reflexionar
El lugar. Para las Fiestas es común que en los grupos de amigos o familiares distintas personas se disputen el rol de anfitriones. “El año pasado lo pasamos en tu casa, así que este año toca en la mía”, “Si no vamos a lo de mi mamá, se muere”. ¿Te suenan estas frases? Más allá de querer compartir y cumplir con el gusto a los demás, es aconsejable evaluar si el lugar propuesto es adecuado para que todos lo pasemos bien.
Antes de aceptar trasladarnos, pensemos por ejemplo en lo siguiente: ¿Hay alguna habitación en donde nuestro hijo pueda descansar un ratito si está muy cansado o aturdido por el exceso de estímulos? ¿Hay espacio adecuado para que se sienta cómodo y seguro? ¿Queda cerca de casa?
Si todas respuestas a estas preguntas son afirmativas, digamos que ya podríamos tener un punto a favor. Y si no lo son, sigamos evaluando nuestra decisión sin prisa.
La comida. Llegan las Fiestas y salen a la cancha el vitel thoné, el matambre, los turrones y el pan dulce, que rara vez o nunca comemos durante el resto del año. Entonces preguntémonos: ¿En la reunión habrá comida adecuada para nuestro hijo, ya sea por su forma de alimentación, restricciones o gustos? Si no es así, ¿podemos llevar nosotros su alimento y presentárselo como le gusta o necesita?
¿Contestaste que no? Damos un pasito para atrás, pero sigamos pensando.
Las actitudes. Asumamos que hay mucho que escapa a nuestro control, como las actitudes de los demás. Podemos pedir cooperación y comprensión, explicar cuáles son nuestras necesidades o restricciones y las de nuestros hijos, pero no podemos obligar a los demás a respetarlas, por más que queramos. ¿Ya sabés que el tío comprará nuevamente pirotecnia? ¿Que pondrán la música a todo volumen? ¿Que algún pariente pondrá cara larga si tu hijo grita o lo tratará con indiferencia?
Hay gente que no logra empatizar con los demás o no tiene voluntad de hacerlo. Otras veces se obra inadecuadamente por desconocimiento. Nuestro consejo amoroso es: conversalo antes, en la reunión ya es tarde y probablemente nadie lo pase bien.
Los comentarios. Esto ya te lo sabés de memoria, pero ahí vamos. Tarde o temprano nos llega algún comentario fuera de lugar, hiriente, desubicado o ignorante. “Vi en la tele que para los chicos con autismo hay este tratamiento…” y otras recomendaciones aleccionadoras que, tal vez bienintencionadas, no necesitamos ni pedimos. Esto tampoco podés controlarlo. Otra recomendación con todo nuestro amor: Agradecelo si viene con buena intención y a otra cosa mariposa.
Las ganas. Esto quizás es lo más importante. ¿Tenés ganas de pasar por toda esta movida de las reuniones de Fin de Año? ¿Querés seguir haciéndolo de la misma manera? ¿Tu hijo las va a disfrutar o por lo menos tolerar? ¿Y vos? Algunas familias se acomodan y continúan con estos ritos sin cuestionárselos demasiado, pero muchas veces lo pasan mal. Cuando es así, quizás es el momento de hacer un duelo por esas navidades soñadas y las navidades reales a las que podemos acceder sin sufrir, pasándolas lo mejor posible.
Podemos pasar Nochebuena y Año Nuevo en casa. La cena puede ser milanesas con puré. Y las cosas puedan hablarse con tiempo para evitar gente dolida o enfadada.
Busquemos alternativas si hacen falta. Podemos pasar a saludar a los primos al día siguiente o vernos con los amigos en la semana. Papá Noel vendrá lo mismo y el 2023 también empezará con nuevas oportunidades para disfrutar con quienes queremos y nos quieren.
Esperamos que estos consejos te resulten útiles. Sabemos que esta puede ser una época muy difícil y estas propuestas sólo buscan darte alguna pista basándonos en lo que a nosotros nos funciona mejor. ¡Ojalá te sirvan de ayuda!