El verano es una buena época para realizar actividades acuáticas, no solo en piscina sino también en la playa.
El agua otorga una sensación de bienestar para los niños y los adultos con discapacidad ayudándoles a tomar conciencia de su cuerpo, su respiración y su equilibrio. Las actividades acuáticas pueden tener una orientación terapéutica tanto en el plano físico (despertar senso motor, equilibrio…) como en el psicológico (trabajo sobre el cuerpo, dimensión relacional).
LA RELAJACIÓN
Sumergidos en el agua, las personas no sientes los músculos que funcionan mal. La hidroterapia favorece también una relajación muscular y disminuye la rigidez articular. Las personas que sufren de hipertonía espástica son especialmente sensibles… Como las personas con ansiedad.
LA ESTIMULACIÓN SENSORIAL
Las múltiples propiedades del agua ofrecen un entorno propicio a las estimulaciones sensoriales táctiles, visuales, vestibulares, propioceptivas ,etc. En el agua, sentimos nuestro cuerpo que se mueve y nos estimula a descubrir nuevas sensaciones.
LA MOTRICIDAD
Con la sustentación del agua, la persona sumergida deberá realizar nuevos comportamientos motores. La puesta en marcha del juego permite desarrollar nuevos gestos; como tirar una pelota, salpicar, etc. Esta actividad permite igualmente favorecer la libertad de movimientos, la relajación y simplemente el juego.