La integración sensorial es el proceso neurológico que organiza la información que recibimos de nuestro de cuerpo y del medio ambiente para su uso en la vida diaria. Este proceso nos ayuda a entender el mundo de los objetos y las personas interactuando efectivamente con ellos.
¿Para qué nos sirve?
Por ejemplo para percibir el cuerpo y el mundo –la leche esta caliente, la remera me ajusta, hay mucho viento, tengo hambre-, para dar una respuesta adaptativa –salto un charco y mis piernas se estiran los suficiente como para no pisar el agua y mojarme-, para aprender a cortar con tijera, a atarme los cordones o a escribir, para estar lo suficientemente alerta como para responder, atender o conciliar el sueño.
La terapia de integración sensorial tiene como objetivo ayudar a los niños exponiéndolos a la estimulación sensorial de una manera estructurada y repetitiva. La teoría detrás de esto es que con el tiempo, el cerebro se adaptará y permitirá que procesen y reaccionen a las sensaciones de manera más eficiente.
Esta terapia debe ser proporcionada por un terapista ocupacional especialmente capacitado, quien determinará a través de una evaluación exhaustiva si tu hijo/a se beneficiaría con este tipo de terapia.
Terapia de integración sensorial y perfiles sensoriales
Muchos terapistas ocupacionales usan este tipo de exposición como parte de un tratamiento más extenso a la medida del perfil sensorial del niño/a. Incluye no solo tratamientos de equilibrio, movimiento y exposición estructurada a información sensorial, sino también actividades y adaptaciones físicas cuidadosamente diseñadas.
La rutina de actividades se ajusta a las necesidades y el horario de tu hijo/a, y se puede hacer en sesiones de terapia y en casa bajo supervisión. Luego, hará que las propuestas de actividades sean gradualmente más desafiantes y complejas.Es importante tener en cuenta que cada persona tiene un perfil sensorial diferente y de acuerdo a como procesa esos estímulos pueden aparecer o no las limitaciones funcionales
¿En qué consiste la terapia basada en la integración sensorial?
En una serie de actividades físicas y adaptaciones diseñadas cuidadosamente para brindar a cada niño/a la información sensorial que necesita. Completar estas rutinas puede ayudarlos a entrar en un estado de “regulación”, lo que les permite prestar atención en la escuela, aprender nuevas habilidades y socializar con otros chicos.
¿Qué significa estar “regulado”?
Para los niños que tienden a sobre estimularse, la terapia de integración sensorial puede ayudarlos a bajar de ese estado a sentirse más tranquilos. O bien, los niños que se sienten o parecen lentos pueden entrar en estado de “regulación” realizando actividades que los ayuden a sentirse más alertas.
No todos los niños pueden reconocer cuando no están en ese estado de regulación. Ser coherente en la implementación de una rutina sensorial es clave para ayudar a tu hijo/a a ser más consciente de sí mismo y progresar.
¿Qué actividades podrían incluirse en estas rutinas?
El terapista ocupacional de tu hijo/a observará para ver qué información sensorial busca o evita y tomará en cuenta esas preferencias cuando elabora una rutina. Aquí hay algunas actividades estándar a las que suelen recurrir:
Sistema propioceptivo
- actividades en contra de la gravedad: saltar, hacer verticales, medialunas o rolados, caminar en 4 patas.
- actividades con resistencia: empujar muebles, cerrar ventanas, arrastrar el carro del
supermercado todo lo que implique hacer fuerza en contra de algo.
- actividades con peso: cargar bolsas del supermercado, llevar mochila al colegio, sostener en la falda carteras o bolsos pesados.
- actividades oro-motoras: chupar un chupetín, soplar bolitas de papel, usar silbatos o burbujeros
- caminar con los ojos tapados
- hamacarse de manera lineal o circular
- jugar en toboganes o subibajas
- usar colores fuertes si su registro es bajo o colores blancos o pasteles si su registro es muy alto
- favorecer independencia con herramientas y materiales de uso diario: tenedor, cepillo de dientes, vaso, marcadores, tijera.
Sistema auditivo
- usar orejeras o tapones en lugares que
estén saturados de estímulos en caso que su registro sea muy alto.
- jugar con los ojos tapados a identificar sonidos como animales, medios de transporte, voces de familiares, etc.
- subir, bajar o evitar el volumen de la música o de los juguetes con sonido
Sistema gustativo y olfativo
- jugar simbólicamente con alimentos que no toleran
- ir a la verdulería o supermercado y tocar, oler y experimentar con alimentos que no prefieran
Sistema táctil
- usar texturas o telas que no piquen,
molesten o incomoden
- usar ropa ajustada para contrarrestar un posible registro alto
- actividades en el agua
- cepillado
También puede incluir otras actividades que se dirigen a problemas sensoriales específicos. Una técnica que puede ser muy útil para algunos niños es el protocolo de cepillado Willbarger, muy utilizado por algunos terapistas ocupacionales para acostumbrar a los chicos al contacto físico, disminuir las manifestaciones de hipersensibilidad y estimular la conciencia del cuerpo. Requiere de capacitación específica por parte del terapista ocupacional y no es algo que los padres puedan hacer sin orientación profesional.
Además de las actividades físicas, una rutina sensorial puede incorporar otras experiencias sensoriales que ayuden a tu hijo/a a sentirse “regulado”. Esto podría incluir el uso de juguetes o mantas de peso o masticar mordillos.
Es importante saber que no todos los expertos piensan que la terapia de integración sensorial puede ayudar a los niños con problemas de procesamiento sensorial, incluida la Academia Estadounidense de Pediatría, que advierten que la investigación sobre la efectividad de esta terapia es limitada e inconclusa.
Por eso es clave que te informes sobre todas las alternativas que están a disposición para ayudar a tu hijo/a y encuentren la mejor opción que se adapte a sus necesidades.