El Instituto Infancias es una escuela de Educación Especial que funciona, desde 1987, bajo la modalidad de jornada doble. Básicamente se adapta a las necesidades de cada alumno en función de una educación que favorezca su crecimiento y conocimientos. Por lo mañana funcionan los núcleos de formación general, y por la tarde los talleres de recuperación. En función de conocer más sobre esta institución educativa surgida hace más de 25 años con la intención de cambiar el destino de niños/as marcados por una inserción escolar compleja, conversamos con Mariana Damonte, que trabaja hace diez años ahí y se ha desempeñado en distintas funciones: desde profesora de taller, psicopedagoga, hasta ocupar actualmente, desde hace tres años, el cargo de Vicedirectora de Nivel Primario de Recuperación y de Primaria Básica.
“La escuela cuenta con diferentes planes educativos: Primaria de Recuperación, Primaria Básica, Post-primario, Escuela Media de Recuperación y Escuela de Formación Laboral. Por lo tanto, brinda atención a niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad intelectual, derivada de un cuadro orgánico o psíquico. No trabaja con niños con discapacidades sensoriales o motoras, ya que no cuenta ni con profesionales especializados en dicha área ni con la infraestructura que ello requeriría. De todas maneras, entre la población hay alumnos con disminución visual o dificultades motoras que son atendidos en su particularidad y con los cuales se trabaja realizando las adecuaciones necesarias con el asesoramiento debido. Se requiere que puedan desenvolverse con cierta autonomía dentro de la institución”, le contó a Zona de Sentidos esta profesional de 45 años que es maestra jardinera, psicopedagoga, licenciada en gestión educativa y profesora universitaria.
“En el caso de un alumno con parálisis cerebral, se trabaja desde sus posibilidades, a partir de un buen diagnóstico y preparando actividades que le permitan acercarse a los contenidos escolares, adaptando los espacios gráficos a las posibilidades de registro y anotación, utilizando herramientas de apoyo como tablas y cuadros, graduando actividades y tiempos”, agregó, además de postular que Infancias es una escuela con una impronta pedagógica muy importante en la que el trabajo sobre los contenidos escolares es fundamental y central.
¿Cómo funciona la enseñanza personalizada?
Desde mi entender, la enseñanza personalizada tiene que ver con atender a las posibilidades y particulares modos de aprender de cada sujeto, sin perder de vista su inclusión en la dinámica grupal. Es decir, considerar el modo de aprendizaje de cada alumno, sus tiempos, sus habilidades, tratando al mismo tiempo de que sea uno más, en situación de paridad con otros.
¿A qué denominan talleres de recuperación?
En esta escuela los talleres de recuperación tienen que ver con una propuesta más ligada a lo lúdico y recreativo, sin dejar de lado el contenido de aprendizaje. Se ofrecen en contraturno, es decir por la tarde, y son optativos. La incorporación en ellos depende de las posibilidades subjetivas de cada uno y por supuesto de los gustos y habilidades, así como también los talleres resultan una buena opción para la organización familiar. Los mismos se dividen en tres ejes: Desarrollo Psicomotor, Expresivo y Cognitivo. Por lo tanto, los chicos por la tarde tienen taller de música, de comunicación y expresión, de psicomotricidad, de actividades prácticas, plástica, recreación, producción, educación física, taller de aprendizaje. En este último realizan las tareas y practican algunos contenidos trabajados durante la mañana. Funciona como apoyo escolar podría decirse. Todos los talleres tienen una orientación educativa, no terapéutica y se abordan de manera grupal. También se articulan con el trabajo pedagógico.
¿Cuánto sirven los juguetes, los juegos u otros elementos que ayudan a potenciar los estímulos de los chicos?
Consideramos la puesta en funcionamiento y el ofrecimiento de material como fundamental a la hora de trabajar. Pero no tanto desde la concepción del material como estímulo, si no como mediatizador de una relación con el otro y con el entorno, como un soporte de la actividad del pensamiento. Por eso utilizamos juguetes diversos, material atractivo, que promueva la actividad y un hacer con el objeto y con el otro.
¿Cómo es la relacion con los padres?
Contemplamos el rol de los padres en la educación de los niños. Para los padres, la mayoría de las veces, resulta un camino difícil, de bastante incertidumbre. Lo que considero más adecuado es poder establecer un vínculo de confianza con el equipo terapéutico y hacer de padres. Ocupar ese rol, y que los terapeutas hagan lo suyo. Obviamente se requiere una familia implicada y que trabaje sobre una mirada real de ese niño, esto es lo que me parece que en definitiva potenciará todas las posibilidades. Y escuchar lo que cada niño, adolescente o joven vaya mostrando para intervenir ahí desde sus posibilidades, generando desafíos pero a la vez tener capacidad de espera. Y atendiendo a las trayectorias escolares diversas, de acuerdo a las necesidades de cada momento vital en cada etapa de la vida. No hay una receta ni un camino lineal. En definitiva lo importante es hacer un buen diagnóstico y plantear en función de ello objetivos para pensar las intervenciones y los estímulos más adecuados.
Desde su punto de vista, la educación es un proceso de formación humana que permite el ingreso a la cultura, por lo tanto la integración y la inclusión en el mundo en que vivimos. Eso abarca tanto los contenidos escolares, como el aspecto social y laboral. Considera que la institución escolar, como tal, tiene pautas y normas de por sí, por lo tanto el niño debe adaptarse paulatinamente a este contexto para poder compartir con otros. Lo que pasa es que muchas veces esto se rigidiza de tal manera que la escuela termina siendo expulsiva en lugar de inclusiva. “Estas pautas funcionan como organizadores de la conducta y de un modo de hacer y de estar en el mundo”, añadió.
“A lo largo de mi experiencia en este ámbito aprendí muchas cosas, pero creo que el aprendizaje más importante es la comprensión del sufrimiento del niño y de su familia cuando creen que se le cierran todas las puertas y no hay más posibilidades, cuando les dicen que su hijo no tiene futuro o les enumeran todas las cosas que no van a poder hacer. La comprensión de esa situación me ayudó para pensar estrategias e intervenciones potenciadoras”, concluyó. Probablemente, y así lo deseamos, esta comprensión también ayude a los lectores en ese camino. En caso de interés o de alguna duda de este ámbito educativo pueden consultar al 4862-2513 y 4864-0232. La institución se ubica en Guardia Vieja 4541, en el barrio porteño de Almagro.