Site icon Red de Información nueva

El Método Cuevas, un desafío al cerebro en busca de provocar funciones motoras ausentes

Como padres de un niño con discapacidad estamos siempre atentos a encontrar nuevos métodos de rehabilitación, más allá de las propuestas tradicionales. En 1972 surgió el Cuevas Medek Exercise creado por el kinesiólogo Ramón Cuevas, quien elaboró hace más de 40 años un método que desafía al cerebro en busca de respuestas automáticas y que provoca funciones motoras ausentes.

Por eso, para conocer más de esta terapia revolucionaria,desde Zona de Sentidos entrevistamos a Elena Maugere, que obtuvo una licenciatura en kinesiología y Fisiatría en la UBA, tiene un máster en rehabilitación neurológica con orientación en pediatría otorgado por el Massachusetts General Hospital Institute of Health Professions (Boston, MA) y está  especializada en el CME Nivel II (Cuevas Medek Exercise) desde 2012.

“Las funciones nuevas las va desarrollando el chico solo. Uno no le enseña a caminar, porque nadie lo aprendió de esa forma. Los primeros 18 meses de vida son de movimientos automáticos,adquiridos, que vienen dentro de nuestros genes. Por lo tanto, uno lo que hace es marcar situaciones para que el cerebro se reconecte y a partir de ahí los movimientos se puedan dar solos”, arrancó la licenciada Maugere.

 “El profesional no agarra al paciente de cualquier lado, los puntos de toma son distales, es decir, desde los muslos, sobre rodilla, bajo rodilla o tobillos, pero nunca puntos articulares como la cadera o las rodillas. Se lo expone a una situación de gravedad a través de una toma, ubicándolo a 45 grados o sobre las manos del profesional para provocar que realice un movimiento. En todos estos momentos, el paciente debe resolver la situación que se le presenta. No importa el problema que tenga”, añadió.

¿Qué resultados se observan?

En muchos casos son resultados inesperados, porque uno percibe que, sin necesidad de estar marcándole qué movimiento tiene que hacer, el cerebro responde. Tal vez, visualmente es muy llamativo para los padres sobre todo en las primeras sesiones donde todavía no están inmersos en el método. Pero luego quedan azorados al ver que sus hijos resuelven y generan movimientos que nunca antes les habían visto. Por ejemplo, hay un movimiento donde el niño termina en cuclillas en el aire y, frente a esta situación, el chico empieza a intentar pararse. Tal vez pueda pararse en la primera sesión o tal vez no. Pero los padres observan cómo un niño que nunca se había podido parar, de repente, puede hacerlo o estar en el camino de conseguirlo. Es muy impactante. Esto hace que todo el cerebro comience a reorganizarse.

¿Hacia dónde apunta el método?

El aprendizaje que uno se lleva al trabajar con el Sr. Cuevas es el de estimular directamente al cerebro; la terapias tradicionales hablan de una rehabilitación del cerebro. Pero se rehabilita cuando la persona tenía el movimiento y lo perdió, como podría ser el ejemplo de una persona que a partir de un accidente ya no pudo caminar. Pero al trabajar con niños que desde bebés tienen una lesión, uno no rehabilita porque nunca tuvieron esa función. Lo que uno hace es generarle un estímulo al cerebro, un desafío, para que las neuronas sanas se traten de organizar de base, para sortear lo desorganizadas que quedaron al momento de la lesión. Cada chico es distinto, cada parálisis cerebral es distinta y cada cerebro se reorganiza de la mejor manera que puede. Nosotros le damos todas las herramientas para que se reorganice, hay chicos que están mucho más lesionados y tienen una capacidad de reorganización más difícil, mientras que otros cuentan con una capacidad de reorganización mucho más fácil.

¿Podría mencionar la evolución de algún paciente que la haya sorprendido?

Tengo un caso de un niño que, cuando empecé hace un año y medio, tenía un año y dos meses.En la evaluación que le hice, que fue creada por el señor Cuevas, me dio que tenía una edad motriz de tres meses. La madre me comentó que todos los terapeutas que lo trataron observaron la misma edad motriz. Al cabo de seis meses de trabajo pasó a siete meses de edad (motriz) y ahora, después de un año y medio, está cerca de los diez meses de edad motriz. Nos dimos cuenta en ese transcurso que cognitivamente está sano, que no tiene una afección tan grave y ya camina sujetado de la pared o con su madre. Se sienta solo, se para ya de tobillos, entre los ejercicios de mucha dificultad que puede realizar. Y la semana pasada comenzó el colegio. Por lo tanto, en un año medio un chiquito que tenía tres meses de edad motriz saltó a poder ir al colegio con un año de retraso (con 3 años ir a una sala de 2).

“A diferencia de otras terapias que son de facilitación, la desarrollada por el Sr. Cuevas es de provocación. Se busca todo el tiempo estimular desafiando al cerebro.Por eso, por ejemplo en lugar de llevarlo al sentado tradicional, uno lo ubica como si estuviera sentado a 45 grados, con una toma muy liviana.Y se espera en esa posición hasta ver qué sucede. Y en general, termina ocurriendo que el niño saca el brazo, lo apoya en el piso, se levanta y se sienta solo. Uno no lo llevó al sentado, sino que el niño se sentó solo. La mayoría de las veces pasa eso, lo cual marca un antecedente al cerebro de algo que antes no había hecho. En ese momento, se generó una conexión. El cerebro es plástico y todo el tiempo está reconectándose. En cada sesión debo provocar que el chico genere una respuesta positiva nueva, que estaba ausente. A lo largo de un año genera movimientos nuevos: mejor verticalidad, mantiene mejor la cabeza, mantiene mejor el tronco o se mantiene erguido por más tiempo dependiendo del nivel de posibilidades que tenga”, describió.

¿Cuántas veces debiera realizarse y cómo?

Lo ideal es trabajarlo todos los días, ya sea en el consultorio con el terapeuta o con los padres en la casa. Uno les muestra los ejercicios de menor dificultad a los padres para que puedan continuar en la casa. Mis pacientes vienen dos veces por semana y los padres con mayor disponibilidad lo hacen hasta tres veces. Mi consejo es que si deciden comenzar con el método CME que lo hagan de manera pura. Que no lo mezclen con otros tratamientos aunque nadie puede impedir que los padres quieran que sus hijos hagan otras terapias. Pero cuando se hace CME, hay que hacer una hora o 45 minutos de forma pura, cinco o seis ejercicios sin mezclarlos con otras cosas ni elementos posturales como valvas o trajes, el método requiere que el niño trabaje sin ningún exoesqueleto (esqueleto externo).

Por último, una de las 23 especialistas en el método que hay en el país, que conversó gentilmente con Zona de Sentidos, explicó que hay un límite del tamaño del paciente y del peso por la fuerza física que demandan los movimientos. Se considera que el peso preferentemente no supere 25/28 kilos y 5/6 años de edad. “Lo ideal es hacerlo con paciente chicos”, opinó aunque hay excepciones en donde niños mas grandes en edad y peso trabajan con el método con muy buenos resultados. El método se cobra un poco más caro que lo que indica el nomenclador de las obras sociales. Pero, tal como leímos en notas anteriores, mediante el Certificado de Discapacidad el niño tiene avaladas todas las terapias. Con lo cual las obras sociales debieran reintegrar el valor o parte de él.

“Para el niño con lesión cerebral no evolutiva que prueba CME es un antes y un después. A los chicos que realizan el tratamiento con nosotros se les recomienda que tengan, por lo menos una vez al año, una visita a Chile con el licenciado Cuevas. El es el único que desarrolla los talleres intensivos, trabajando durante la mañana y la tarde durante una semana – como mínimo. A los padres les puede costar, al principio, ver que los chicos puedan llorar al momento de hacer algún ejercicio. Pero cuando observan los resultados se les pasa rápido”, concluyó.

Exit mobile version