La licenciada Beatriz Pellizari se ocupa de temas de discapacidad y trabajo desde hace más de veinte años. Es psicóloga social con especialización en readaptación profesional de trabajadores con discapacidad y creó las exitosas iniciativas sociales: La Usina y RedACTIVOS. A partir de estas experiencias se animó a emprender un nuevo desafío llamado Libertate que favorece la inclusión. Zona de Sentidos conversó con esta referente en la temática que nos compartió su conocimiento.
¿Qué es Libertate?
Libertate es una empresa social que lanzamos en marzo y en la que nos dedicamos a crear e impulsar trabajo para personas que tienen alguna discapacidad. Nos enfocamos en tres ejes: Inmigrantes Digitales, en la que generamos trabajos para mujeres con discapacidad motriz en esta primera etapa; otro eje llamado Dínamo, en el que acompañamos a lo largo de seis meses a organizaciones que quieran armar un emprendimiento productivo sostenible para hacer un plan de negocio social; y un tercer eje llamado Evolución Inclusiva, para asesorar a empresas y gobiernos en el abordaje de la temática, considerando que hay mucho actores que son relevantes porque son decisores. Tanto las empresas como los gobiernos, los municipios, muchas veces no tienen la información adecuada para diseñar una estrategia, así que en eso estamos.
¿Cómo es el trabajo que desarrolla con las mujeres y qué herramientas les brinda?
En la etapa inicial ya tenemos una preselección de veinte mujeres con discapacidad motriz, que cuentan con autonomía de desplazamiento. Estamos en proceso de entrenamiento y la intención es que puedan enseñarles a personas mayores de 45 años el uso de herramientas digitales para la cotidianeidad. Desde el homebanking hasta conseguir una partida de nacimiento o bien hacer un trámites de ANSES o una compra de entorno digital. Lo que estamos encaminando es darle servicios a empresas que quieran traer a sus clientes al entorno digital para que puedan consumir sus productos, no es que vamos a abrir una academia o lugares específicos donde cualquiera se pueda anotar. No por ahora. A lo que apuntamos es a un ganar-ganar, donde la empresa resuelve el problema que tiene con sus clientes y por otro lado podemos generar trabajo para esta población.
Leí en una nota que esta asesoría a empresas tiene que ver con pasar de una mirada asistencialista a una más abarcativa. ¿Esto es así?
Exactamente. Básicamente lo que estamos pensando es que tanto una empresa como un gobierno pueden desarrollar muchas acciones que tienen que ver con empoderar a un colectivo, ya sea contratándolo o haciéndole compras de productos y servicios, sin tener que pasar por la mirada del subsidio. Es decir, estamos viendo estrategias de abordaje que sean de más largo alcance. Entendemos que a veces es importante el apoyo económico por parte del Estado para equiparar la desventaja y atender los servicios que el propio Estado no brinda. Pero otra cosa es poner al trabajador en el mercado. Creemos que se puede hacer mucho en ese sentido.
¿Qué es una compra responsable e inclusiva?
Justamente cuando una empresa o un municipio se plantean hacer una compra, siguiendo la lógica capitalista tradicional, el comprador va a lo más barato. Pero al final lo más barato siempre sale caro porque está dejando de lado a un montón de personas que tienen talentos. Además le terminará resultando más costoso. Porque, por ejemplo, el Estado, si no hace una porción de sus compras inclusivas y no genera trabajo, luego tendrá que destinar ese dinero en subsidios o en gasto de salud pública porque las personas cuando no trabajan se enferman. Todos nos enfermamos cuando no trabajamos, porque tus defensas bajan y tu autoestima está por el piso. Con lo cual, nosotros consideramos que la compra responsable pasa por ver qué porcentaje de tu compra podes hacer recurrente para asegurarle un canal de trabajo a aquellos que, por múltiples circunstancias, no están en las mismas condiciones a la hora de conseguir un empleo.
Te consulto por el prejuicio de un empresario, empleador, a la hora de contratar a una persona con discapacidad, a la que podría considerar con menor productividad que otra persona. ¿A qué responde?
El prejuicio del que estás hablando está basado en la desinformación. Las personas con discapacidad no son menos productivas. Si son menos productivas es porque no están en la posición de trabajo adecuada. Si el procedimiento se hace de forma correcta y los pasos que hay que dar se hacen bien, la persona queda en una posición de trabajo donde es completamente eficaz. Tengo muchos años trabajando en estos temas y lo he escuchado muchas veces, pero la verdad es que las personas son eficientes como cualquier persona. Si uno es carpintero y lo ponen a hacer software la va a pasar mal, es así…
¿Libertate es una renovación de la asociación civil La Usina o se trata de un proyecto nuevo?
Es un proyecto nuevo. Partí de La Usina en diciembre del año pasado después de trece años intensos. La verdad que contenta porque ese es un proyecto que también fundé, y que sigue funcionando, pero en el que venía sintiendo que era tiempo de salir porque venía todo muy encaminado. Hay un momento en el que te quedás en la zona de confort o te arriesgás de nuevo para ver cómo seguís haciendo un aporte a la causa. Eso es lo que elegí hacer, mi ADN es de emprendedora. Entonces volví a saltar al vacío con la mochila un poco más cargada, por supuesto, y miré nuevamente dónde se podía agregar valor. Eso me llevó a elegir mujeres, un segmento con el que no había trabajado específicamente antes. El tema de armar emprendimientos productivos desde Dinamo tiene la intención de que las organizaciones se animen a crear trabajo desde este lugar de plan de negocio social. Y una vez que estén en condiciones de escalar claramente se pueden unir a redACTIVOS, la empresa social que tiene La Usina, que ofrece productos y servicios desarrollados por personas con discapacidad para promover su autonomía social y económica.
Por otro lado, el tema de trabajar con empresas y gobiernos respondió a que ya venía con bastantes consultas y lo que hicimos fue formalizar un plan de acompañamiento en el diseño de estrategia, recomendación de proveedores, monitoreo de la implementación y medición de resultados. Así que ya estamos trabajando en eso.
La realidad social del país marca que un 12,5% de los trabajadores tienen alguna discapacidad. Lo cual me despierta el interrogante de si la persona con discapacidad está preparada para lograr insertarse en el mercado como cualquier otro y si el propio mercado está preparado para recibirla.
Las cosas vienen evolucionando. No a la celeridad que me gustaría, pero hace muchos años atrás este tema ni siquiera se hablaba. La realidad es que los indicadores de discapacidad crecen, hay 2,2 millones de personas con discapacidad en Argentina en edad económicamente activa y me parece que lo que tenemos que hacer es abrir la puerta de todos los espacios posibles para que todo el mundo tenga un lugar. Claramente hay muchos otros actores que pueden hacer su aporte, como por ejemplo los gremios. La mayoría de estos cuentan con espacios de capacitación, escuelas y demás y necesitamos que abran las puertas a las becas para que las personas con discapacidad mejoren su currícula. De todas formas no debería ser una barrera para ingresar al mercado. Hoy por hoy todos tenemos condición de empleador, de consumidor, de cliente y si entre todos podemos instalar este tema en la opinión pública, las cosas van a cambiar. Yo aspiro a que pase lo que se da en Europa, donde nadie compra nada sin saber la trazabilidad y qué pasa con la persona excluida. La prioridad la están teniendo las empresas que hacen compras responsables y las ponen a disposición de sus clientes. Espero que pase aquí también, es una transformación cultural.
¿Qué recomendación les daría a los padres que en su afán de cuidar a sus hijos/as terminan desarrollando un paternalismo que redunda posteriormente en complejidades para insertarse en el mercado laboral?
Lo primero que les diría es que la barrera está en la mente. Una persona con discapacidad es capaz de tantas cosas como nos imaginemos. El trabajo de un padre es el de potenciar al máximo las capacidades entendiendo, primero, que no es mío, sino que vino a través de mí. Y en segundo lugar que uno se va a ir de este mundo antes que él o ella, por lo tanto es muy importante poder potenciar las capacidades y empujar todo lo que esté a mi alcance para que pueda conseguir el mayor grado de autonomía posible. En esa autonomía está todo lo que veníamos hablando: el acceso a la educación, el acceso a sus derechos y está el acceso al trabajo, porque realmente podes ser libre cuando ganas tu dinero y elegís donde invertirlo. Si nosotros conseguimos que los padres de los niños hoy puedan pensar en su hijo como un futuro estudiante y un futuro trabajador habremos conseguido una sociedad distinta. Porque parte del esfuerzo que tenemos que hacer es que todo el mundo esté en la calle y en todos los lugares. Si seguimos con este modelo proteccionista va a seguir pasando lo que ocurre actualmente, donde en uno de cada cinco hogares vive alguien con discapacidad pero no lo vemos. Es un esfuerzo muy grande porque cualquier padre sabe lo que significa soltar a un hijo, pero para todo eso hay un camino y no tiene que ser todo de repente. Debería ser paulatino y acompañar no es lo mismo que proteger. Ese es el gran desafío para una familia que tiene un niño con discapacidad: hacerlo parte del todo.
Aquellos que estén interesados en conocer más de Libertate puede escribir a: info.libertate@gmail.com
Excelente nota a Bea!!! Soy de Bahia Blanca y sigo de cerca el crecimiento que ha tenido Incluser en estos años!!!
Tambien trabajo en un proyecto de difusion de informacion para la comunidad sobre las posibilidades de poder trabajar en cualquier ambito que tienen las personas con discapacidad intelectual! 😉