Conversamos con María Fernanda Iroume, terapista ocupacional y mamá de un niño con TEA, y nos dio algunos consejos para encarar los desafíos de la vuelta al cole.
Llegamos a febrero y empieza la cuenta regresiva para la vuelta a la escuela, que traerá también algunos desafíos para los chicos con discapacidad y las familias. ¿Cómo nos preparamos para el primer día? ¿De qué manera podemos empezar a anticiparnos para volver a la rutina escolar?
Según María Fernanda Iroume, terapista ocupacional y mamá de un niño con TEA, el regreso a clases “siempre es movilizante y tiene sus vericuetos”, tanto para las familias como para los chicos.
“El comienzo escolar es un momento de ajuste, aparece ansiedad y demás. Cuando hay alguna discapacidad, más aún si tiene que ver con todo lo vinculado al neurodesarrollo, la regulación, la modulación sensorial… es más desafiante aún”, sostiene María Fernanda.
De las rutinas en vacaciones a las del resto del año
El regreso a clases trae consigo un cambio de rutinas, tanto en casa como en la escuela, y eso supone un desafío para todos. Es que aunque los chicos hayan ido a la colonia o continuado sus terapias durante el verano, lo que ocurre en la escuela en general es diferente.
“Tenemos las demandas sociales que empiezan a aparecer en lo escolar, en muchos casos las demandas pedagógicas, los cambios en la rutina. Y los cambios en las demandas en esas rutinas, porque quizás en casa lavarse las manos es una tarea que puede demorar, se puede hacer indistintamente en el baño o en la cocina, pero en la escuela hay un momento para hacerlo, una forma, una cola en la que esperar, pares que también lo tienen que hacer”, explica María Fernanda y agrega: “Todo esto requiere un periodo de adaptación, a veces mucho más complejo”.
– ¿Cómo podemos prepararnos en la previa al regreso a clases? ¿Hay alguna rutina que podamos ir ajustando? ¿Ir moviendo horarios, por ejemplo?
– Es interesante todo lo que tiene que ver con lo crono, con los horarios. Se puede empezar a mover los horarios a la rutina real que habrá a partir del comienzo de la escuela. No de forma arbitraria ni de un día para el otro o sin anticipación, pero sí de a poquito ir acomodando los horarios de rutina o las formas. Capaz que en las vacaciones el desayuno es una actividad mucho más relajada y en la época escolar se hace más a los apurones. Podemos ir adaptando el desayuno a los tiempos reales que va a tener por el inicio de la escuela.
También (recomiendo) siempre apelar al juego e ir generando situaciones que se parezcan a lo que va a pasar en la escuela, nombrarlas. Esto es muy relativo a cada familia y a las personas que las acompañan, pero quizás se puede armar un calendario donde vayamos anticipando el día en que va a llegar la escuela. Podemos usar una foto concreta de la escuela para saber que se acerca ese momento. Y no debemos menospreciar el valor de la palabra. Podemos ir hablando de que vamos a volver, que esto va a volver a pasar. Se pueden contar cuentos que tengan que ver con la escuela.
Si hay un equipo atrás, charlemos con el equipo. A veces, a mí incluso que soy TO en mi rol de mamá se me pasan un montón de cosas que con las familias que acompaño estoy más atenta. Entonces preguntemos si creen que hay un recurso específico, algo con lo que nos podemos anticipar. Podemos tener una valijita de herramientas para esos momentos. Ir preparándola con algunos elementos que sabemos que pueden funcionar como regulatorios.
Y por supuesto lo que hacemos con todos nuestros hijos e hijas: preparar los elementos escolares en conjunto, elegirlos propositivamente. Entonces podemos dedicar un ratito a elegir: “¿Qué mochila es la que vas a usar para la escuela? ¿Cuál es la cartuchera que vas a preferir?”. Dejar que elijan en la medida de lo posible, según la edad que tienen y lo que los adultos podemos. Si sabemos que van a llevar lápices y marcadores, por ejemplo, podemos preguntarles: “Las etiquetas que les vas a poner, ¿querés que sean de Kitty o de Paw Patrol?”. O sea, generar situaciones donde elijan esos elementos, que vayan siendo de ellos y contarles que los van a usar en la escuela. Entonces ese momento que están esperando, se podrá ir construyendo desde antes.
– ¿Cómo hacemos si la conducta o la reacción de los chicos no es la que esperábamos?
– Primero que nada, hay que ajustar un poco las expectativas que tenemos los adultos con ese primer día a la realidad de nuestro hijo o hija. Muchas veces el choque más grande no tiene que ver con las dificultades adaptativas de nuestros hijos sino con las dificultades de nuestras expectativas con respecto a la realidad. Vayamos sabiendo que la gama de posibilidades de lo que puede ocurrir son un montón y nosotros como adultos tenemos que ir preparados para corregular en el inicio, en el ingreso a la escuela. Se aproxima ese día y la entrada por primera vez es muy desafiante. Entonces estar ahí con nuestras herramientas simbólicas y con las concretas que los profesionales hayan sugerido.
Muchas de las medidas anticipatorias que construimos no son solamente para bajar la ansiedad del niño o la niña, son también para nosotros como familias. A veces los comienzos son desafiantes. A veces hay un cambio en el tipo de escolaridad, a una escuela especial o de nivel inicial a primaria, y las familias ahí también tenemos muchas expectativas y mucha ansiedad. Y estas medidas anticipatorias también nos ayudan a nosotros a ir llegando más preparados para ese momento.
– ¿Cómo son los periodos de adaptación? ¿Varían mucho de un niño a otro?
– De por sí, va a haber un periodo adaptativo. En niños o niñas con trastornos del neurodesarrollo, en general a nivel sensorial es un momento que es un montón y, por más que haya experiencia previa de saber que toda esta gente y que todos estos sonidos no van a ser amenazantes todo el tiempo y demás, quizás en un primer momento se vuelve para atrás. Tengamos paciencia con esto, entendamos que hay que reconstruir, volver a armar las herramientas de autorregulación que ese niño había desarrollado. Insisto con esto de ajustar nuestras expectativas porque muchas veces el problema mayor tiene que ver con lo que esperamos que le pase a estos niños y niñas que con la realidad. O sea, periodo de adaptación todos suelen necesitar, entendamos que nuestros hijos también.
– ¿Puede ser que los recursos que venían funcionando por ejemplo el año pasado ya no funcionen este año?
– Seguro que sí. En general, las estrategias son dinámicas por muchos motivos. Uno porque, por suerte, va aumentando el nivel adaptativo de ese niño o esa niña. Entonces las estrategias muy básicas que nos venían funcionando dejan de funcionar. Ahí debemos ser creativos, probar, trabajar hombro a hombro con el equipo, porque las mejores estrategias generalmente surgen entre las familias y el equipo, con todos los conocimientos que cada uno trae de sus propias vivencias, experiencias y conocimientos, y sí posiblemente el nuevo año escolar también traiga el desafío de construir nuevas estrategias.
Resumiendo entonces algunos consejos para prepararse para el regreso a clases son ajustar paulatinamente las rutinas en casa de acuerdo con las del ciclo escolar, preparar los materiales en conjunto con los chicos y conversar sobre la vuelta a clase con ellos, utilizar el juego como herramienta y consultar con nuestro equipo terapéutico las estrategias posibles. Además de entender que también las familias vamos vivir un periodo adaptativo y tenemos que ajustar nuestras expectativas. ¡A empezar a armar la mochila de estrategias y experiencias de a poquito entonces!